La Paz de Dios

miércoles, 21 de mayo de 2008

La Coexistencia de realidades, a través de un cuento de Ray Bradbury

Queridos amigos:
La coexistencia de realidades es un hecho que se refleja cada vez con mayor claridad en el mundo de hoy.
Las dos Tierras coexistirán hasta que la trasposición espacio temporal ocurra. Como siempre, nuestro Libre Albedrío determinará dónde elijamos vivir.

Esta ficción expresada en el cuento de Ray Bradbury "Encuentro Nocturno", muestra una realidad posible para quien por instantes vea pasado, presente y futuro del tiempo lineal unirse en una intersección del camino.

Que lo disfruten
Un abrazo de luz
Brinda Mair


ENCUENTRO NOCTURNO – Ray Bradbury

Cuento perteneciente a “Crónicas Marcianas”


Antes de subir hacia las colinas azules, Tomás Gómez se detuvo en la solitaria estación de gasolina.
—Aquí se sentirá usted bastante solo —le dijo al viejo.
El viejo pasó un trapo por el parabrisas de la camioneta.
—No me quejo.
—¿Le gusta Marte?
—Muchísimo. Siempre hay algo nuevo. Cuando llegué aquí el año pasado, decidí no esperar nada, no preguntar nada, no sorprenderme por nada. Tenemos que mirar las cosas de aquí, y qué diferentes son. El tiempo, por ejemplo, me divierte muchísimo. Es un tiempo marciano. Un calor de mil demonios de día y un frío de mil demonios de noche. Y las flores y la lluvia, tan diferentes. Es asombroso. Vine a Marte a retirarme, y busqué un sitio donde todo fuera diferente. Un viejo necesita una vida diferente. Los jóvenes no quieren hablar con él, y con los otros viejos se aburre de un modo atroz. Así que pensé: lo mejor será buscar un sitio tan diferente que uno abre los ojos y ya se entretiene. Conseguí esta estación de gasolina. Si los negocios marchan demasiado bien, me instalaré en una vieja carretera menos bulliciosa, donde pueda ganar lo suficiente para vivir y me quede tiempo para sentir estas cosas tan diferentes.
—Ha dado usted en el clavo —dijo Tomás. Sus manos le descansaban sobre el volante. Estaba contento. Había trabajado casi dos semanas en una de las nuevas colonias y ahora tenía dos días libres y iba a una fiesta.
—Ya nada me sorprende —prosiguió el viejo—. Miro y observo, nada más. Si uno no acepta a Marte como es, puede volverse a la Tierra. En este mundo todo es raro; el suelo, el aire los canales, los indígenas (aun no los he visto, pero dicen que andan por aquí) y los relojes. Hasta mi reloj anda de un modo gracioso. Hasta el tiempo es raro en Marte. A veces me siento muy solo, como si yo fuese el único habitante de este planeta; apostaría la cabeza. Otras veces me siento como si me hubiera encogido y todo lo demás se hubiera agrandado. ¡Dios! ¡No hay sitio como éste para un viejo! Estoy siempre alegre y animado. ¿Sabe usted cómo es Marte? Es como un juguete que me regalaron en Navidad, hace setenta años. No sé si usted lo conoce. Lo llamaban calidoscopio: trocitos de vidrio o de tela de muchos colores. Se levanta hacia la luz y se mira y se queda uno sin aliento. ¡Cuántos dibujos! Bueno, pues así es Marte. Disfrútelo. Tómelo como es. ¡Dios! ¿Sabe que esa carretera marciana tiene dieciséis siglos y aún está en buenas condiciones? Es un dólar cincuenta. Gracias. Buenas noches.
Tomás se alejó por la antigua carretera, riendo entre dientes.


Era un largo camino que se internaba en la oscuridad y las colinas. Tomás, con una sola mano en el volante, sacaba con la otra, de cuando en cuando, un caramelo de la bolsa del almuerzo. Había viajado toda una hora sin encontrar en el camino ningún otro automóvil, ninguna luz. La carretera solitaria se deslizaba bajo las ruedas y sólo se oía el zumbido del motor. Marte era un mundo silencioso, pero aquella noche el silencio era mayor que nunca. Los desiertos y los mares secos giraban a su paso y las cintas de las montañas se alzaban contra las estrellas.
Esta noche había en el aire un olor a tiempo. Tomás sonrió. ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva, y una voz muy triste y unas gotas sucias que caen sobre cajas vacías y un sonido de lluvia. Y aún más, ¿a qué se parecía el tiempo? A la nieve que cae calladamente en una habitación oscura, a una película muda en un cine muy viejo, a cien millones de rostros que descienden como esos globitos de Año Nuevo, que descienden y descienden en la nada. Eso era el tiempo, su sonido, su olor. Y esta noche (y Tomás sacó una mano fuera de la camioneta), esta noche casi se podía tocar el tiempo.


La camioneta se internó en las colinas del tiempo. Tomás sintió unas punzadas en la nuca y se sentó rígidamente, con la mirada fija en el camino.
Entraba en una muerta aldea marciana; paró el motor y se abandonó al silencio de la noche. Maravillado y absorto contempló los edificios blanqueados por las lunas. Deshabitados desde hacía siglos. Perfectos. En ruinas, pero perfectos.
Puso en marcha el motor, recorrió algo más de un kilómetro y se detuvo nuevamente. Dejó la camioneta y echó a andar llevando la bolsa de comestibles en la mano, hacia una loma desde donde aún se veía la aldea polvorienta. Abrió el termos y se sirvió una taza de café. Un pájaro nocturno pasó volando. La noche era hermosa y apacible.
Unos cinco minutos después se oyó un ruido. Entre las colinas, sobre la curva de la antigua carretera, hubo un movimiento, una luz mortecina, y luego un murmullo.
Tomás se volvió lentamente, con la taza de café en la mano derecha.
Y asomó en las colinas una extraña aparición.
Era una máquina que parecía un insecto de color verde jade, una mantis religiosa que saltaba suavemente en el aire frío de la noche, con diamantes verdes que parpadeaban sobre su cuerpo, indistintos, innumerables, y rubíes que centelleaban con ojos multifacéticos. Sus seis patas se posaron en la antigua carretera, como las últimas gotas de una lluvia, y desde el lomo de la máquina un marciano de ojos de oro fundido miró a Tomás como si mirara el fondo de un pozo.


Tomás levantó una mano y pensó automáticamente:
¡Hola!, aunque no movió los labios. Era un marciano. Pero Tomás había nadado en la Tierra en ríos azules mientras los desconocidos pasaban por la carretera, y había comido en casas extrañas con gente extraña y su sonrisa había sido siempre su única defensa. No llevaba armas de fuego. Ni aun ahora advertía esa falta aunque un cierto temor le oprimía el pecho.
También el marciano tenía las manos vacías. Durante unos instantes, ambos se miraron en el aire frío de la noche.
Tomás dio el primer paso.
—¡Hola! —gritó.
—¡Hola! —contesto el marciano en su propio idioma. No se entendieron.
—¿Has dicho hola? —dijeron los dos.
—¿Qué has dicho? —preguntaron, cada uno en su lengua.
Los dos fruncieron el ceño.
—¿Quién eres? —dijo Tomás en inglés.
—¿Qué haces aquí —dijo el otro en marciano.
—¿A dónde vas? —dijeron los dos al mismo tiempo, confundidos.
—Yo soy Tomás Gómez,
—Yo soy Muhe Ca.
No entendieron las palabras, pero se señalaron a sí mismos, golpeándose el pecho, y entonces el marciano se echó a reír.
—¡Espera!
Tomás sintió que le rozaban la cabeza, aunque ninguna mano lo había tocado.
—Ya está —dijo el marciano en inglés—. Así es mejor.
—¡Qué pronto has aprendido mi idioma!
—No es nada.
Turbados por el nuevo silencio, ambos miraron el humeante café que Tomás tenía en la mano.
—¿Algo distinto? —dijo el marciano mirándolo y mirando el café, y tal vez refiriéndose a ambos.
—¿Puedo ofrecerte una taza? —dijo Tomás.
—Por favor.
El marciano descendió de su máquina.


Tomás sacó otra taza, la llenó de café y se la ofreció.
La mano de Tomás y la mano del marciano se confundieron, como manos de niebla.
—¡Dios mío! —gritó Tomás, y soltó la taza.
—¡En nombre de los Dioses! —dijo el marciano en su propio idioma.
—¿Viste lo que pasó? — murmuraron ambos, helados por el terror.
El marciano se inclinó para tocar la taza, pero no pudo tocarla.
—¡Señor! —dijo Tomás.
—Realmente... —comenzó a decir el marciano. Se enderezó, meditó un momento, y luego sacó un cuchillo de su cinturón.
—¡Eh! —gritó Tomás.
—Has entendido mal. ¡Tómalo!
El marciano tiró al aire el cuchillo. Tomás juntó las manos. El cuchillo le pasó a través de la carne. Se inclinó para recogerlo, pero no lo pudo tocar y retrocedió, estremeciéndose.
Miró luego al marciano que se perfilaba contra el cielo.
—¡Las estrellas! —dijo.
—¡Las estrellas! —respondió el marciano mirando a Tomás.
Las estrellas eran blancas y claras más allá del cuerpo del marciano, y lucían dentro de su carne como centellas incrustadas en la tenue y fosforescente membrana de un pez gelatinoso; parpadeaban como ojos de color violeta en el estómago y en el pecho del marciano, y le brillaban como joyas en los brazos.
—¡Eres transparente! —dijo Tomás.
—¡Y tú también! —replicó el marciano retrocediendo.
Tomás se tocó el cuerpo, sintió su calor y se tranquilizó. «Yo soy real», pensó.


El marciano se tocó la nariz y los labios.
—Yo tengo carne —murmuró—. Yo estoy vivo.
Tomás miró fijamente al fío.
—Y si yo soy real, tú debes de estar muerto.
—¡No! ¡Tú!
—¡Un espectro!
—¡Un fantasma!
Se señalaron el uno al otro y la luz de las estrellas les brillaba en los miembros como dagas, como trozos de hielo, como luciérnagas, y se tocaron otra vez y se descubrieron intactos, calientes, animados, asombrados, despavoridos, y el otro, ah, si, ese otro, era sólo un prisma espectral que reflejaba la acumulada luz de unos mundos distantes.
Estoy borracho, pensó Tomás. No se lo contaré mañana a nadie. No, no.
Se miraron un tiempo, de pie, inmóviles, en la antigua carretera.
—¿De dónde eres? —preguntó al fin el marciano.
—De la Tierra.
—¿Qué es eso?
Tomás señaló el firmamento.
—¿Cuándo llegaste?
—Hace más de un año, ¿no recuerdas?
—No.
—Y todos vosotros estabais muertos, así lo creímos. Tu raza ha desaparecido casi totalmente ¿no lo sabes?
—No. No es cierto.
—Sí. Todos muertos. Yo vi los cadáveres. Negros, en las habitaciones, en las casas. Muertos. Millares de muertos.
—Eso es ridículo. ¡Estamos vivos!
—Escúchame. Marte ha sido invadido. No puedes ignorarlo. Has escapado.
—¿Yo? ¿Escapar de qué? No entiendo lo que dices. Voy a una fiesta en el canal, cerca de las montañas Eniall. Allí estuve anoche. ¿No ves la ciudad?
Tomás miró hacia donde le indicaba el marciano y vio las ruinas.
—Pero cómo, esa ciudad está muerta desde hace miles de años.
El marciano se echó a reír.
—¡Muerta! dormí allí anoche.
—Y yo estuve allí la semana anterior y la otra, y hace un rato y es un montón de escombros. ¿No ves las columnas rotas?
—¿Rotas? Las veo perfectamente a la luz de la luna. Intactas.
—Hay polvo en las calles —dijo Tomás.
—¡Las calles están limpias!
—Los canales están vacíos.
—¡Los canales están llenos de vino de lavándula!
—Está muerta.
—¡Está viva! —protestó el marciano riéndose cada vez más—. Oh, estás muy equivocado ¿No ves las luces de la fiesta? Hay barcas hermosas esbeltas como mujeres, y mujeres hermosas esbeltas como barcas; mujeres del color de la arena, mujeres con flores de fuego en las manos. Las veo desde aquí, pequeñas, corriendo por las calles. Allá voy, a la fiesta. Flotaremos en las aguas toda la noche, cantaremos, beberemos, haremos el amor. ¿No las ves?
—Tu ciudad está muerta como un lagarto seco. Pregúntaselo a cualquiera de nuestro grupo. Voy a la Ciudad Verde. Es una colonia que hicimos hace poco cerca de la carretera de Illinois. No puedes ignorarlo. Trajimos trescientos mil metros cuadrados de madera de Oregon, y dos docenas de toneladas de buenos clavos de acero, y levantamos a martillazos los dos pueblos más bonitos que hayas podido ver. Esta noche festejaremos la inauguración de uno. Llegan de la Tierra un par de cohetes que traen a nuestras mujeres y a nuestras amigas. Habrá bailes y whisky...

El marciano estaba inquieto.
—¿Dónde está todo eso?
Tomás lo llevó hasta el borde de la colina y señaló a lo lejos.
—Allá están los cohetes. ¿Los ves?
—No.
—¡Maldita sea! ¡Ahí están! Esos aparatos largos y plateados.
—No.
Tomás se echó a reír.
—¡Estás ciego!
—Veo perfectamente. ¡Eres tú el que no ve!
—Pero ves la nueva ciudad, ¿no es cierto?
—Yo veo un océano, y la marea baja.
—Señor, esa agua se evaporó hace cuarenta siglos.
—¡Vamos, vamos! ¡Basta ya!
—Es cierto, te lo aseguro.
El marciano se puso muy serio.
—Dime otra vez. ¿No ves la ciudad que te describo? Las columnas muy blanca, las barcas muy finas, las luces de la fiesta... ¡Oh, lo veo todo tan claramente! Y escucha... Oigo los cantos. ¡No están tan lejos!
Tomás escuchó y sacudió la cabeza.
—No.
—Y yo, en cambio, no puedo ver lo que tú me describes —dijo el marciano.
Volvieron a estremecerse. Sintieron frío.
—¿Podría ser?
—¿Qué?
—¿Dijiste que «del cielo»?
—De la Tierra.
— La Tierra , un nombre, nada —dijo el marciano—. Pero... al subir por el camino hace una hora... sentí...
Se llevó una mano a la nuca.
—¿Frío?
—Sí.
—¿Y ahora?
—Vuelvo a sentir frío. ¡Qué raro! Había algo en la luz, en las colinas, en el camino... —dijo el marciano—. Una sensación extraña... El camino, la luz... Durante unos instante creí ser el único sobreviviente de este mundo.
—Lo mismo me pasó a mí —dijo Tomás, y le pareció estar hablando con un amigo muy íntimo de algo secreto y apasionante.

El marciano meditó unos instantes con los ojos cerrados.
—Sólo hay una explicación. El tiempo. Sí. Eres una sombra del pasado.
—No. Tú, tú eres del pasado —dijo el hombre de la Tierra.
—¡Qué seguro estas! ¿Cómo es posible afirmar quién pertenece al pasado y quién al futuro? ¿En qué año estamos?
—En el año dos mil dos.
—¿Qué significa eso para mí?
Tomás reflexionó y se encogió de hombros.
—Nada.
—Es como si te dijera que estamos en el año 4462853 S.E.C. No significa nada. Menos que nada. Si algún reloj nos indicase la posición de las estrellas...
—¡Pero las ruinas lo demuestran! Demuestran que yo soy el futuro, que yo estoy vivo, que tú estás muerto.
—Todo en mí lo desmiente. Me late el corazón, mi estómago siente hambre, mi garganta sed. No, no. Ni muertos, ni vivos, más vivos que nadie, quizá. Mejor, entre la vida y la muerte. Dos extraños cruzan en la noche. Nada más. Dos extraños que pasan. ¿Ruinas dijiste?
—Sí. ¿Tienes miedo?
—¿Quién desea ver el futuro? ¿Quién ha podido desearlo alguna vez? Un hombre puede enfrentarse con el pasado, pero pensar... ¿Has dicho que las columnas se han desmoronado? ¿Y que el mar está vacío y los canales, secos y las doncellas muertas y las flores marchitas? —El marciano calló y miró hacia la ciudad lejana. —Pero están ahí. Las veo. ¿No me basta? Me aguardan ahora, y no importa lo que digas.
Y a Tomás también lo esperaban los cohetes, allá a lo lejos, y la ciudad, y las mujeres de la Tierra.
—Jamás nos pondremos de acuerdo —dijo.
—Admitamos nuestro desacuerdo —dijo el marciano—. ¿Qué importa quién es el pasado o el futuro, si ambos estamos vivos? Lo que ha de suceder sucederá, mañana o dentro de diez mil años. ¿Cómo sabes que esos templos no son los de tu propia civilización, dentro de cien siglos, desplomados y en ruinas? ¿No lo sabes? No preguntes entonces. La noche es muy breve. Allá van por el cielo los fuegos de la fiesta, y los pájaros.

Tomás tendió la mano. El marciano lo imitó. Sus manos no se tocaron, se fundieron atravesándose.
—¿Volveremos a encontrarnos?
—¡Quién sabe! Tal vez otra noche.
—Me gustaría ir contigo a la fiesta.
—Y a mí me gustaría ir a tu ciudad y ver esa nave de que me hablas y esos hombres, y oír todo lo que sucedió.
—Adiós —dijo Tomás.
—Buenas noches.
El marciano voló serenamente hacia las colinas en su vehículo de metal verde. El terrestre se metió en su camioneta y partió en silencio en dirección contraria.
—¡Dios mío! ¡Qué pesadillas! —suspiró Tomás, con las manos en el volante, pensando en los cohetes, en las mujeres, en el whisky, en las noticias de Virginia, en la fiesta.
—¡Qué extraña visión! —se dijo el marciano, y se alejó rápidamente, pensando en el festival, en los canales, en las barcas, en las mujeres de ojos dorados, y en las canciones.
La noche era oscura. Las lunas se habían puesto. La luz de las estrellas parpadeaba sobre la carretera ahora desierta y silenciosa. Y así siguió, sin un ruido, sin un automóvil, sin nadie, sin nada, durante toda la noche oscura y fresca.

F I N










domingo, 18 de mayo de 2008

El Festival de Wesak, Luna Llena de Tauro

Es el Festival del Buda, el In­termediario espiritual entre Shamballa, el centro espiri­tual más elevado, y la Jerarquía. El Buda es la expre­sión de la Sabiduría de Dios, la Personificación de la Luz y el Que señala el propósito divino. La fecha será fijada anualmente de acuerdo a la Luna llena de Tauro, así como sucede actualmente, siendo el gran Festival de Oriente.

Según la leyenda,

"Existe un valle situado a una altura bastante elevada al pie de los Himalayas Tibetanos. Este valle está rodeado por altas montañas a ambos lados con excepción del noreste, en donde hay una estrecha abertura. El valle tiene la forma de un ánfora enfocada hacia el noreste, abriéndose considerablemente hacia el Sur. Hacia el extremo Norte y cerca de la embocadura del ánfora se halla una gran roca plana. No hay árboles ni arbustos en el valle, el cuál está cubierto con una especie de pasto grueso, pero las laderas de las montañas están cubiertas de árboles.

En la fecha del Plenilunio de Mayo empiezan a afluir peregrinos de todos los distritos próximos; los santos hombres y mujeres, los lamas llegan al Valle y ocupan la parte sur y media dejando el extremo noreste relativamente libre. Allí (según la leyenda) se congrega un grupo de aquellos Grandes Seres que son los custodios sobre la Tierra del Plan de Dios para nuestro Planeta y para la Humanidad. El nombre que le damos a estos Seres no tiene gran importancia, el creyente cristiano preferirá hablar de Cristo y Su Iglesia, y Los considerará parte de esa Gran Nube de testigos que garantizan a la humanidad la salvación definitiva.

Los esotéricos del mundo pueden llamarlos, los Maestros de Sabiduría, la Jerarquía Planetaria, que en sus diversos grados están regidos y guiados por Cristo, el Maestro de Maestros, de Ángeles y de Seres Humanos por igual; o pueden también llamarlos los Rishis de las Escrituras Hindúes, o la Sociedad de Mentes Iluminadas, según la enseñanza tibetana. Ellos son los Grandes Intuitivos y los Grandes Compañeros según la presentación moderna y son el conjunto de la humanidad perfeccionada, que han seguido los pasos de Cristo y han penetrado, por nosotros, en los misterios, dándonos ejemplo para que hagamos lo que ellos han hecho. Con su Sabiduría, Amor y Conocimiento constituyen una muralla protectora para la humanidad y tratan de guiarnos paso a paso, (como ellos fueron guiados en su momento) de la oscuridad a la Luz, de lo irreal a lo Real, de la muerte a la Inmor­talidad. Este grupo de Conocedores son los principales participantes del Festival Wesak. Se sitúan en el confín noreste del Valle y en círculos concéntricos (de acuerdo al estado y grado de Su desarrollo iniciático), se preparan para un gran acto de servicio. Frente a la roca, mirando al noreste, están Aquellos Seres que son llamados por sus discípulos "Los Tres Grandes Señores" que son: el Cristo, que se sitúa en el centro; el Señor de las Formas Vivientes, el Manú, que se sitúa a Su Derecha; y el Señor de la Civilización, que se sitúa a Su izquierda. Los Tres se colocan frente a la roca, en la que descansa una gran copa de cristal llena de agua."

“Detrás del Grupo de Maestros, Adeptos, Iniciados y Colaboradores Mayores en el Plan de Dios, se encuentran los discípulos y aspirantes del mundo, en sus varios grados y grupos, “en el cuerpo o fuera de él” (citando a S. Pablo), quienes constituyen en esta época el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Los que estaban presentes físicamente, llegaron allí por medios comunes. Otros estaban presentes en sus cuerpos espirituales y otros en sueños. El "sueño" que ellos relatan, ¿no podría ser el reconocimiento físico y el recuerdo de un suceso espiritual interno?.

Al acercarse el momento de la Luna Llena, se produce una gran quietud en la muchedumbre, y todos miran al noreste. Entonces, tienen lugar ciertos movimientos rituales, en los que los Grupos de Maestros y Sus Discípulos de todos los grados, ocupan su lugar en posiciones simbólicas, como la estrella de cinco puntas, con Cristo en la cima; o un triángulo con Cristo en el vértice superior, o una cruz y otras formaciones conocidas, que tienen un profundo y potente significado. Todo esto se hace mientras se entonan ciertas palabras y frases esotéricas, llamadas mántrams".

Tres palabras: inspiración, ansia y expectativa, son las que mejor describen el ambiente que rodea a los que asisten a esta Ceremonia en el Valle Secreto.

“El cántico y el movimiento rítmico se intensifican cada vez más y todos los participantes y la multitud elevan sus ojos hacia el cielo, en dirección de la angostura del Valle.
Unos pocos minutos antes de la hora exacta de la Luna Llena puede verse, a lo lejos, un pequeño punto en el cielo, acercándose cada vez más y poco a poco su silueta se hace más nítida, se definen sus contornos hasta que la forma de BUDA se hace visible. Sentado en posición de loto, envuelto en su mantoazafrán, bañado en Luz y Color, y con una mano extendida bendiciendo.

Cuando Buda llega al punto exacto central sobre la gran roca, flotando sobre las cabezas de los Tres Grandes Señores, un gran mántram, que se pronuncia una vez al año en el Festival, es entonado por Cristo y todos los asistentes, que se encuentran en el Valle se postran. Esta Invocación produce una gran vibración o corriente de pensamiento, ¡de tal potencia!, que llega, desde el grupo de aspirantes, discípulos e iniciados hasta Dios mismo. Señala el momento supremo del intenso esfuerzo espiritual de todo el año y la vitalización espiritual de la humanidad y sus efectos espirituales duran a través de los meses subsiguientes.

El efecto de esta Gran Invocación es universal o cósmico, y sirve para unirnos con ese Centro Cósmico de Fuerza Espiritual, del cual han venido todos los seres de la Creación. Se imparte la Bendición y Cristo, como representante de la humanidad la recibe para distribuirla".

Así, según la leyenda, Buda vuelve una vez al año, para bendecir al mundo, trasmitiendo a través de Cristo, nueva vida espiritual.

"Luego... lentamente, Buda se aleja, hasta que nuevamente puede verse sólo un punto en el cielo que finalmente desaparece. Todo el ceremonial de la bendición, desde su primera aparición en la lejanía, hasta el momento en que Buda desaparece, tarda sólo ocho minutos. El sacrificio anual de Buda por la humanidad (pues viene a costa de un gran sacrificio) ha terminado y Él retorna nuevamente a ese Alto Lugar donde trabaja y espera. Año tras año vuelve para bendecir, año tras año la misma ceremonia se realiza, año tras año Buda y Su Gran Hermano, Cristo, trabajan en la más íntima cooperación para el beneficio espiritual de la humanidad.

En estos dos Grandes Hijos de Dios, se han concentrado dos aspectos de la Vida Divina. Ellos actúan juntos como custodios del más elevado tipo de fuerza espiritual, a la que la humanidad puede responder.

Mediante Buda fluye la Sabiduría de Dios; mediante Cristo el Amor de Dios se manifiesta a la humanidad; esta Sabiduría y este Amor se derraman sobre la humanidad cada Luna Llena de Mayo".

"Cuando Buda ha desaparecido, la multitud se pone de pie, el agua de la copa es distribuida en pequeñas porciones a los Maestros, Iniciados y discípulos, y luego ellos retornan al lugar del servicio.

La multitud bebe el agua, en copas o jarros que han traído y la comparten con los demás. En esta magnífica “Ceremonia del Agua” se nos presenta en forma simbólica la Nueva Era de Acuario, que está ya en el umbral. La era de “Acuario”: la del "Aguador", como dijo Cristo en ese episodio que precedió al servicio de comunión iniciado por Él.

Esta Ceremonia perpetúa para nosotros el hecho de la universalidad del Amor de Dios, la necesidad de nuestra purificación individual y la oportunidad de compartir con cada uno lo que pertenece a todos. El agua, magnetizada por la presencia de Buda y de Cristo, contiene ciertas propiedades y virtudes que ayudan y curan. Bendita así, la multitud se dispersa silenciosamente, los Maestros y discípulos regresan con renovada fuerza para cumplir otro año de servicio en el mundo".

El período del Festival Wesak se ha extendido últimamente a cinco días de trabajo y servicio; es decir, los dos días anteriores, el mismo día del Festival y los dos días siguientes. La hora exacta del Festival Wesak es en sí misma de gran importancia.

Los días de preparación se conocen bajo el nombre de "Días de Renunciación y Desapego". El día del Festival se llama "Día de Salvaguardia" y los dos días siguientes son los "Días de Distribución". Esto exige cinco días de intenso esfuerzo en el servicio que nos conduce a renunciar a todo lo que pudiera dificultar nuestra eficacia como servidores y canales para la Energía Espiritual; esto significa que, después de la debida preparación, dedicación, y esfuerzo ascendente, durante los dos primeros días, el día del Festival nos consideramos simplemente como recipientes para contener la máxima cantidad de energía espiritual que podamos aceptar.

Como canales, debemos estar preparados a olvidarnos de nosotros mismos en el servicio de alcanzar, absorver y conservar esta energía para toda la humanidad. Hemos de aprender a considerar el día del Festival como un día de silencio ‑silencio subjetivo y de paz interna‑ que se pueden mantener ininterrumpidos aunque al mismo tiempo sirvamos a los demás, en palabra y acción.



Fuente: Alice Bailey

Fotos del Valle de Wesak - Cliquea aquí: http://www.esotericpublishing.com/wesak/el_valle_de_wesak07.html


sábado, 17 de mayo de 2008

El Canto de las Sirenas, por Brinda Mair

Los humanos somos viajeros del tiempo cuartodimensionales. Viajamos por el océano multidimensional de cuarta dimensión a través de nuestros pensamientos y nuestras emociones.La emoción que más nos moviliza para este viaje es el miedo. En el diccionario de la Real Academia Española dice que el antónimo de miedo es valor, audacia.Quiere decir, que el mismo miedo que nos impulsa a movilizarnos en la 4D es la misma energía que nos paraliza de actuar en 3D y viceversa: el mismo miedo (4D) cuando logro que me deje de paralizar y muevo al físico para actuar es el que me da valor y audacia para hacer lo que nunca me atreví.

Sin embargo, no deja de ser miedo, y no deja de estar en 4D / 3D. Nada ascendió por más que mi ser inferior crea que me superé porque dejé de asustarme o de paralizarme ante una determinada situación. Lo único que hice es plasmarlo en 3D a través de una acción cuando manifesté arrojo, atrevimiento o bien parálisis. Todas son manifestaciones posibles en el mundo físico de la misma energía.

Sin embargo, no ascendí, si hubiera ascendido la emoción del miedo la ilusión se desvanecería, desaparecería el "peligro", lo que me movilizaba al miedo, YO NO ACTUARÍA HACIENDO LO CONTRARIO, el que actuaría es el MISMO ESTIMULO, DESAPARECIENDO, eso indicaría que el miedo desapareció de mí, que la energía ya no está en mí ni como miedo ni como arrojo (su repolarización, su opuesto). Sólo hay armonía.

De la misma forma que hoy y que siempre, en nuestro Eterno Presente, el hombre ha viajado por el océano cuartodimensional a través de los mares de su miedo, muchas veces confundido con valor.El valor era una cualidad muy preciada por el hombre antiguo. Era lo que lo hacía hombre para dejar de ser niño.¿Pero y su Niño, su Niño Interno, se haría hombre con él? Evidentemente que no, porque el Ego/Niño Interior a quien no se lo cuida ni se lo integra simplemente se lo obliga a tirarse a una pileta para que aprenda a nadar, por más que el Ego físico manifieste valor, el Ego emocional, tiene miedo y crea situaciones en la vida del hombre para poner a prueba cada vez más su supuesto valor. Lo mismo ocurre con el Ego físico que ostenta como un valor "Yo soy fuerte, lo demuestra mi fortaleza en medio de situaciones de vida difíciles". Como dije antes, el valor esconde un miedo que en este caso es la debilidad. El Ego/Niño Interior de esta persona es muy débil y tiene tanto miedo de su arrojo que le genera cada vez más una vida más y más difícil, a ver si logra que alguna vez se detenga y lo ame, se ame a sí mismo no agrediendo más a su niño.

Hasta aquí, esta descripción que corresponde a una célula de tiempo, nuestro hoy, en 4D (emociones y pensamientos) y en 3D (mundo físico). Nada ascendió pese a que hayamos en apariencia, (en la ilusión) positivizado nuestro miedo. Sólo profundizamos la ilusión anclándonos en ella.Sin embargo, a no activar la culpa por no saber (otro mecanismo de miedo para no dejar de ser, "para no morir"). Este es el primer paso al que nos condujo nuestro Ego Espiritual en el camino hacia el Espíritu. Nuestro Ego Espiritual busca positivizar el mundo, volverlo Luz. El también hace de las suyas y nos hace querer cambiar toda la oscuridad en luz, lo malo en bueno, la guerra en paz. Pero también está en cuarta dimensión (4D más elevada, pero 4D al fin).Pero no se da cuenta de que la luz y la oscuridad son lo mismo y tienen la misma esencia nada más que cambiada de tonalidad.Para ascender, no debo temer a la oscuridad. Debo reconocer su existencia, debo aceptarla y no querer cambiarla, renunciando a mi deseo (inferior) de querer transformarla en luz, porque la Sabiduría Divina hará que cuando llegue mi moméntum, yo me dé cuenta que si ella no existiera, el juego del karma no acabaría nunca porque su existencia me recuerda lo que existe en mi interior. Mientras exista la dualidad manifestada en el plano físico como lucha de polaridades, la ascensión NO ES POSIBLE.

Los que buscan la guerra y me repolarizan a la paz, me están ayudando a ver en qué de mi vida no hay paz y si se libra una intensa guerra. Yo no iría a cargar un misil pero dónde, en qué parte de mí ser interior se libra esa guerra estéril una y otra vez. Contra quién arrojo misiles ¿contra otros o contra mí mismo?

¿Quieren atenuar el peligro de una guerra "externa"? Pues cesemos la guerra interna que se libra dentro de nosotros mismos y la Nueva Tierra será una realidad para aquellos que lo logren. Mientras pedimos PAZ, sin darnos cuenta, (muy propio de la ilusión de la 3D) pedimos guerra. ¿Por qué? Porque si digo NO, a la guerra, es que tengo miedo a la guerra y no tengo paz. Si digo Sí a la paz es que también tengo miedo a que haya guerra, si no, ni me lo plantearía, la posibilidad no existiría.Y el miedo genera lo que el miedo siente. Y al equivocarnos en medio de la ilusión potenciamos energéticamente, cuartodimensionalmente, el miedo y al recargar tanto el océano 4D con él, llegará un momento que la única forma que se hará visible, será manifestándose en el mundo físico.

Quítenle poder. Sánense internamente. Dejen de luchar fuera, miren para adentro y vean dónde se está librando esa guerra. En qué parte de mi vida la estoy librando...

Pero como el caos personal, la enfermedad, el accidente o lo que me hubiera pasado en mi vida no fue suficiente hasta hoy, no le fue suficiente a la Humanidad hasta hoy, para recordar que su primera ocupación debe ser atender el fuego del Espíritu en su interior, y la energía 4D de mi propia multidimensionalidad que viene por vibración planetaria a este espacio - tiempo, ya ingresó en mí ocasionando que todo lo que puse en mi cielo personal caiga para encontrar al Espíritu cumpliendo así las profecías apocalípticas (*), debe manifestarse indefectiblemente en el mundo físico.

La oportunidad está en despertar pronto y darnos cuenta de lo que estamos haciendo.Despertar de la ilusiónEse es nuestro desafío en materia.

Les recordaré una historia.En la Antigüedad los hombres creían que las sirenas encantaban con sus cantos a los marinos que acercaban sus barcos a las costas donde ellas moraban, haciéndolos encallar.El humano que se atrevió a escucharlas y vivir para contarlo, fue Ulises.Los relatos de sus peripecias para llegar a Itaca su hogar, luego de librar una guerra externa en Troya (manifestación de su lucha interna) y ser castigado por los dioses a vagar por el mar hasta que el tiempo fuera cumplido, fueron contados por Homero en "La Odisea".

El mar de Ulises es la 4D. Todos los miedos que no pudo resolver en Troya porque los positivizó transformándolos en valor, se plasmaron en experiencias terroríficas manifestaciones de la lucha interna que se libraba dentro de él y que en la Antigüedad era consideradas hazañas.

Ulises es el arquetipo del hombre espiritual que busca un puerto seguro, nosotros mismos, buscando plasmar la Nueva Tierra.Nos aventuramos en el océano 4D, en nuestro caso, INTERNET (¿acaso no hay algo más etérico que Internet donde todo aparece y desaparece muy rápidamente sin casi dejar secuela en el mundo físico pero que mueve grandes mareas de energía?) y llegamos a distintos puertos, por vibración, a donde la energía de nuestro Ego/Niño Interior nos permite llegar (hay veces para generarnos problemas, vean si no todos los enredos que se arman a través de Internet) o donde nuestra Alma nos impulsa cuando la dejamos entrar. Pero como es energía 4D, nuestro cerebro 3D lee, comprende, se revela, pero no llega a fijar la información, salvo, que le recuerden a un viejo conocido, el miedo. A ése sí lo conoce.Allí el cerebro 3D llegó a un puerto conocido pero que hubiera preferido evitar, pero como ahora es un cerebro 3D de un hombre espiritual, utiliza al Ego Espiritual quien le dice: "Positivizalo".
El cerebro 3D escucha "Habrá guerra", el Ego Espiritual dice "No, a la guerra", pero en 4D hay sólo miedo alimentando el miedo y haciendo que el mar 4D se embravezca cada vez más.

Como le ocurría a Ulises...El creía que el salir airoso de sus hazañas demostrando su valentía era en sí mismo un valor, pero lo único que hacía era que su Ego/Niño Interior le siguiera creando más peligros PARA QUE SE DETUVIERA y mirara hacia adentro y reconociera que todo ese valor, que todo ese arrojo, era nada más que miedo repolarizado.Pero Ulises no lo hizo y siguió adelante, con ayuda ocasional de los dioses o como de la hechicera Circe, que antes de dejarlo partir de su isla le advirtió sobre algunos peligros que se le presentarían mientras que otros le dijo que él mismo debería elegir cuando llegara el momento, como actualmente hacen nuestros guías que en determinado nivel de evolución pueden avisarnos algunas cosas sí y otras no, porque de lo contrario no evolucionaríamos y no avanzaríamos en el océano 4D de nuestros miedos.

Pero Ulises tenía un barco para viajar sobre el mar llevando su motivación que era regresar a su hogar. ¿cuál es nuestro barco y cuál es nuestra carga?

Cuando una carga de Fuego (la motivación proveniente de nuestro Ser Superior de plasmar la Nueva Tierra) debe viajar por Agua (océano multidimensional 4D), es natural que ese contacto de elementos contradictorios produzca en nosotros un tormento.¿A qué se debe el tormento? Nuestros sentimientos reciben un impulso energético (superior) proveniente de nuestra Alma que tiene conocimiento de cómo abandonar nuestro laberinto 4D siguiendo el diseño del Plano Azul Original y se lanzan con vehemencia a la realización de aquello que desean. Pero el impulso, que es Fuego, tiene una dinámica diferente u opuesta a las aspiraciones del deseo (Agua). Entonces el deseo, potenciado por un lado, se ve en la obligación de someterse a las reglas del Ego Espiritual, por el otro.

Puede y quiere hacer, pero no debe, de ahí el tormento, que se resolverá saltándose la barrera del deber, o bien reprimiendo el deseo. Si transgrede la regla esto le generará un tormento aún mayor. Si no lo hace, el deseo se retorcerá en su insatisfacción.

Bajémoslo más a 3D.

Si una persona está casada "felizmente" (entre comillas) y sostiene ese matrimonio en base a una creencia sobre sí misma en cuanto a la moral y su Ego Espiritual no le permite ver la energía 4D de su insatisfacción porque se la hace sublimar en adicción al trabajo, a los hijos, etc, etc. Pero el exceso de energía 4D que viene de la pentadimensionalidad abierta con su pareja viene hacia nuestro espacio tiempo, la Era de Acuario, del 7° Rayo, buscando resolverse, y si no se la puede ascender porque el nivel de evolución alcanzado no lo permite, busca plasmarse a través de nuestros Egos inferiores, dado que el Ego espiritual, bloquea la iluminación porque en lugar de entregar al Espíritu lo que no puede realizar lo positiviza.
Entonces ocurrirá tal vez, que su Ego físico la enferme (afectando los chackras inferiores o el cardíaco, hasta el laríngeo por lo que no dice). Como la Misericordia Divina es infinita, tal vez "el susto" de la enfermedad, que es sólo una oportunidad para encontrar al Espíritu, haga que la persona tome conciencia, pero, PERO, como no se da cuenta que el tema es energético-espiritual, no toma conciencia de que debe ocuparse del Espíritu y se ocupa de su cuerpo físico. Toma agua, come sano. Ego físico feliz y en mejoría.Pero la energía 4D sigue sin resolver.

El descuidado Ego emocional, el más niño de todos los egos, comienza a ver cómo atenuar la presión de la energía 4D que lo asfixia ya que "la salida" por el Ego físico, no fue suficiente ni comprendida. Él está en pleno contacto con la multidimensionalidad abierta. Sabe lo que ocurrió con las mismas energías (pareja, situación) en otros espacios tiempo que vienen hoy a resolverse, tiene que hacer algo rápido para dejar de tener miedo y la única forma de sacarlo de la 4D que es donde está él, es plasmándolo en una situación en el mundo físico (3D) para que se haga visible lo invisible.Como es niño, juega o interactúa con otros niños cuartodimensionalmente (también en Internet), entonces, en medio de toda esa energía 4D de nuestro mar embravecido nos encontramos con otro mar, con la misma energía y nos sentimos "hermanados" (todo para que el Ego espiritual no crea otra cosa y me mande sus mensajes de "NO-NO-NO") entonces somos "hermanos cósmicos" para no usar el término "amantes no resueltos" como si fuera una "licencia 4D" tal como en la antigüedad se daban licencias eclesiásticas para perdonar un pecado. Esta es nuestra forma de perdonar nuestra trasgresión energética a nuestra fidelidad, cuando no nos damos cuenta de que nuestro primer compromiso debe ser, ser fieles a nosotros mismos!!! A nuestro Cristo Interior, a nuestro Ser Superior!! Traicionamos a nuestra divinidad interna siguiendo tendencias que pertenecen al elemento Agua y que se oponen a la salida sugerida por nuestra Alma, pretendiendo apagar el Fuego del Espíritu en mí.

Esta persona que apareció en tercer término es el mensajero que me trae noticias de la turbulencia de mi mar 4D, ¿qué hago entonces? ¿cómo resuelvo esto? ¿acaso matando al mensajero? ¿eso hará que mi mar se calme? O haciéndome cargo de la energía 4D que me dediqué a sublimar, esta vez no repolarizándola, sino integrándola, aceptando mi propia negatividad, aceptando que no soy tan bueno ni tan moral como creí ser, perdonándome por no ser perfecto y amándome tal como soy, cesando la lucha interna con mi propia oscuridad. Sólo reconociéndola. Sólo amando mi oscuridad es que sin darme cuenta, cuando llegue el momento, ascendí y la ilusión se desvaneció.El hombre por lo general siempre reaviva la ilusión que lo distrae y sigue escuchando a través del océano cuartodimensional, el canto de las sirenas que lo distraen de su viaje al Espíritu.

¿Cómo hace el Fuego para viajar sobre el Agua? ¿Cómo haremos que nuestro Espíritu que es Uno con el Padre viaje hacia El por el mar 4D sin luchar? pues permitiendo que el Padre sea mi barca. Permitiendo que el Padre que es Espíritu, que es Aire, sea el elemento que permita que estas dos energías opuestas, Fuego y Agua, se reconcilien. Pero para que el Padre sea mi barca -Él está siempre presto a serlo- yo debo dar mi permiso, y mi pase es mi intención de ascender, desde el Alma, NO desde el Ego Espiritual que también me distrae haciéndome creer que hago el trabajo, pero manteniéndome bien anclado en 4D..

Hoy al canto de las Sirenas ya ni si quiera le alcanza distraernos en nuestras pequeñas realidades. El canto de las Sirenas, como Somos Uno cuartodimensionalmente, es mundial y se ha transformado en un grito de la Humanidad: "Sí a la guerra, No a la Guerra, Sí a la Paz". Toda la misma energía que hará que el canto funesto que conlleva muerte y destrucción se materialice para que veamos en el afuera lo que tenemos dentro.¿Es eso necesario para que la Humanidad comprenda? Pero si no comprenden los que tienen una búsqueda espiritual y reenvían una y otra vez infinitos mails que mueven mareas intensas cuartodimensionales del miedo planetario una y otra vez ¿qué queda para quienes ni siquiera tienen una búsqueda espiritual?¿Qué debo hacer?Oficio de Cristo: aceptar, renunciar y morir (ascendiendo al Padre).

ACEPTO que parte de la Humanidad tenga necesidad de sostener la energía de la dualidad para su aprendizajeRENUNCIO a mi deseo de querer cambiar NADA ASCIENDO, entregando al Espíritu lo que no puedo comprender o aceptar y trabajo sobre mi esencia interna,
Y MUERO a quien creí ser.

Queridos amigos, que así como Dios sostuvo a su Hijo cuando caminó sobre las aguas en el Mar de Galilea, que Dios nos sostenga, que Él provea nuestra barcaza para transitar el mar cuartodimensional de la Tierra en ascenso.

Una barcaza donde el hombre que sueña el sueño de la ilusión de 3D ha recordado cómo ser dios porque Dios mora en él. Y abraza a su niño, a su miedo y lo ama... porque sin él no hubiera aprendido el juego de la dualidadY comprende su limitación en materia, pero ya no lucha con ella Y emprende su vuelo mágico sobre ese mar cuartodimensional, cada vez más calmo, con las Alas del Alma a los brazos del Espíritu...

Y el canto de las sirenas ya no se escucha... Y la Nueva Tierra se hace realidad ante sus ojos.

Que el Espíritu nos guíe Siempre

Con Amor Incondicional
Brinda Mair